A veces siento que no sé lo que es querer a una persona. Las veo pasar, las huelo, las siento, las toco, pero no las quiero. Prendo un cigarro y camino al ritmo de la música para tratar de sentir algo, pero es inútil. Querer no está en mi sistema.
Me resigno y volteo, la veo y es ella, sólo ella la que me hace volver a ver la realidad. Sólo ella y sus pecas y sus rizos no tan formados, recuerdo cuanto tiempo estuve tratando de convencerla y me doy cuenta de que todo es su culpa.
Querer no está en mi sistema y me resigno a verla sólo mediante fotos, pues en persona me lleno de rabia y de celos, siempre está con él. ¿Por qué y cómo una sola persona puede robarte todo y de todos?
Querer no está en mi sistema y me resigno a que nunca voy a poder estar con ella
viernes, 19 de abril de 2013
miércoles, 3 de abril de 2013
Natalia
Para poder disfrutar el texto completamente es necesario que lo leas con la música que seleccioné para éste. La canción no tiene letra, así que deberás empezar a leer a los 40 segundos de iniciada la pieza. Que lo disfrutes.
Te despiertas a las 3:33am, gritando pues la pesadilla era tan fuerte que ella misma te expulsó del sueño. Estás sudando y decides levantar tu tronco y quedarte en la oscuridad escuchando tus pensamientos, pues a esa hora parecen oírse más claros.
Comienzas a llorar y decides poner música en tu iPod para distraerte, pero el aleatorio no ayuda.
—¿Por qué te fuiste?—Piensas y sin importar la hora, la llamas, pero la llamada entra al buzón.
Continúas expectante en tu habitación hasta que el ocio te vence y prendes un cigarro y vuelves a llamarla obteniendo el mismo resultado. Te hartas y avientas el celular lo más lejos posible.
—¿¡Por qué me hiciste esto, Natalia?!—Susurras mientras tu voz se quiebra—¿¡POR QUÉ!?
4:44am y tú sigues sin poder conciliar el sueño, ni parar de llorar, todo el mundo parece demasiado desinteresado en tus problemas que decides empezar a golpear la pared de la impotencia, tus nudillos sangran pero no sientes dolor alguno. A lo lejos escuchas algo sonar, es tu celular que está en algún lugar de tu habitación, buscas entre las sábanas hasta que lo encuentras.
«¿Qué clase de persona llama a éstas horas, por Dios?» Piensas molesto, mientras ves la pantalla de tu celular. Es ella. Entras en pánico, pero es un vago instinto el que te hace contestar.
—¿Bueno?
—Te extraño.
—Yo también...
Por un instante puedes verla, sentirla, tocarla, puedes oír su voz, besarla, pero ese instante se esfuma en cuanto ella cuelga el teléfono sin razón aparente. Destrozado, te recuestas en tu cama y te das cuenta que ella ya se ido, Natalia te ha olvidado y ya no queda nada por hacer.
Comienzas a llorar y decides poner música en tu iPod para distraerte, pero el aleatorio no ayuda.
—¿Por qué te fuiste?—Piensas y sin importar la hora, la llamas, pero la llamada entra al buzón.
Continúas expectante en tu habitación hasta que el ocio te vence y prendes un cigarro y vuelves a llamarla obteniendo el mismo resultado. Te hartas y avientas el celular lo más lejos posible.
—¿¡Por qué me hiciste esto, Natalia?!—Susurras mientras tu voz se quiebra—¿¡POR QUÉ!?
4:44am y tú sigues sin poder conciliar el sueño, ni parar de llorar, todo el mundo parece demasiado desinteresado en tus problemas que decides empezar a golpear la pared de la impotencia, tus nudillos sangran pero no sientes dolor alguno. A lo lejos escuchas algo sonar, es tu celular que está en algún lugar de tu habitación, buscas entre las sábanas hasta que lo encuentras.
«¿Qué clase de persona llama a éstas horas, por Dios?» Piensas molesto, mientras ves la pantalla de tu celular. Es ella. Entras en pánico, pero es un vago instinto el que te hace contestar.
—¿Bueno?
—Te extraño.
—Yo también...
Por un instante puedes verla, sentirla, tocarla, puedes oír su voz, besarla, pero ese instante se esfuma en cuanto ella cuelga el teléfono sin razón aparente. Destrozado, te recuestas en tu cama y te das cuenta que ella ya se ido, Natalia te ha olvidado y ya no queda nada por hacer.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)