PARTE UNO.
–Ricardo, por favor, entiende, ¡REGRESA! – Esas fueron las
últimas palabras que escuché de mi mamá mientras salía lleno de rabia de su
casa en una tarde lluviosa. « ¿Por qué me habían ocultado algo tan importante
por tanto tiempo? » Pienso mientras enciendo mi auto para dirigirme a casa de
Nicole, mi novia. El camino es bastante sencillo. Hasta mi poca memoria lo
recuerda. Estaciono el auto en el mismo lugar de siempre y toco el portón de su
casa. Ella misma me abre y al ver su rostro no logro contenerme y comienzo a
llorar.
– ¿Qué sucede, mi amor? –Me pregunta pero no logro deja de
llorar.
Después de mi terrible escena en la puerta de su casa, entro
a su sala y ella me prepara un café y ahí es cuando decido confesarle todo lo
que me pasa.
–Me volví a pelear con mi mamá
–Ay, amor, eso es normal, todos lo hacemos.
–No, Nico, es que esta vez es más serio.
– ¿Pues qué pasó? –Justo cuando iba a contarle, nos
interrumpió el teléfono, su mamá había sufrido un accidente un tanto grave en
su casa y necesitaba atención.
– ¿Te parece si me acompañas con mi mamá y me platicas en el
trayecto?
–Sí, por supuesto. –Repliqué– Pero si tenemos que llevarla
al hospital, en mi coche no van a caber, eh.
–No te apures, espero que mi papá ya haya llamado a una
ambulancia.
Una vez en el auto y atrapados en el tráfico, Nicole pareció
recordar el por qué de nuestro encuentro.
–Ah, ¿Qué tenías que contarme?
–Pues, mi papá no es mi papá, ese hombre al cual vi tantos
años como figura paterna es sólo una pantalla, un impostor.
– ¡¿QUÉ?!
–Así como lo oyes, mi papá biológico nos abandonó y mi mamá
se casó con Sergio antes de que yo naciera.
–No inventes, qué mala onda que te ocultaron algo así por
tanto tiempo.
–Ya sé, no puedo creerlo, aún no lo digiero.
–Pero calma, deberías estar eternamente agradecido con
Sergio, fungir con un padre que no es tuyo debe ser muy duro.
–Lo estoy, de verdad lo estoy, pero no puedo aceptar el
hecho de que me hayan mentido todo este tiempo.
– ¿Y qué vas a hacer al respecto?
–No sé lo voy a pensar.
Dejé a Nicole en casa de su mamá, que al parecer se había
roto el fémur, no hubo tiempo para charlar, así que decidí regresar a mi
casa.
En el trayecto no pude dejar de pensar en todo lo que había
pasado, en cada alto veía a hijos cruzar la calle de la mano de sus padres, yo
también fui uno de esos niños, pero yo caminaba de la mano de un extraño que me
dio todo. ¿Con quién debería de estar enojado? ¿Qué debería hacer al
respecto?
Llego a mi departamento y Saúl, mi mejor amigo y compañero
de casa aún no llega. «De seguro se fue de fiesta» Aún pensando en mi papá,
tomo el teléfono y marco el número de la casa.
– ¿Bueno?
–Hola, Sergio. ¿Cómo estás?
–Se siente muy raro que no me digas “papá”
–Deberías acostumbrarte, sí eres como un padre para mí, pero
no eres el verdadero. ¿Está mi mamá? –Sin decir una palabra, Sergio llamó a mi
mamá.
– ¡Hijo, sabía que recapacitarías!
–No, mamá, sigo muy enojado. Es increíble todo esto que tú y
Sergio me ocultaron. Necesito saber todo acerca de mi padre.
–No puedo, le juré que nunca ibas a saber de él.
– ¡Me importa muy poco lo que le hayas jurado, dime todo lo
que sabes de mi padre si no quieres perder también un hijo!
–Es tan extenso, no puedo y no debo platicarte por teléfono.
– ¿Entonces?
–Debemos vernos mañana. ¿Te parece que nos veamos en el café
que está en la esquina de la casa a las cuatro?
–Está bien, pero no quiero que Sergio esté presente.
–Sergio tiene que estar presente, es parte crucial de esto.
Nos vemos mañana–Y sin más, mi mamá colgó el teléfono.
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