viernes, 26 de julio de 2013

Irreversible.

                      PARTE CUATRO.

Una semana después y aquí sigo, el papá de Nicole parece no encontrar nada sobre mi papá, estoy seguro que ni siquiera le comentó sobre mi. 
Saúl entra al departamento con un folder lleno de hojas. 
—¿Qué traes ahí, güey?—Le pregunto. 
—No mames, en vez de preguntar deberías venir a ayudarme.—Al acercarme descubro que no sólo trae un folder, sino todo un portafolio repleto de información.
—¡Uy, ahora sí te cargaron la mano! 
—Ja, ni que estuviera jodido para tener tanto trabajo. Todo ésto te conviene a ti, cabron. Ven, siéntate, te voy a explicar.—Una vez en la mesa, Saúl dio un respiro profundo y comenzó.—¿Te acuerdas de Villar? El güey panzón de la universidad. 
—Sí, creo que sí. ¿Por? 
—Pues consiguió un trabajo mamonsísimo y entre tequilas me dijo que el nombre de su jefe y casualmente es el mismo nombre del güey que me comentaste, el que dices que es tu papá. 
—¡NO MAMES! 
—No, espérate, traigo todo esto porque su jefe, o sea tu papá, es dueño de una empresa de seguros súper importante, aquí te traigo todo para que puedas entrar a la empresa y hablar con él. 
—No me jodas, es un chingo. 
—¡Obvio, rey! No es como entrar a pedir dulces. Aquí te lo dejo, estúdialo, me dijo Villar que él te esperaba. 
—No sé cómo agradecerte todo ésto. 
—Agradeceme cuando veas a tu papá. Ahora ponte a estudiar.
                             •••
Nicole se sienta en la orilla de la cama, confundida. 
—Esto no está bien.—Dijo al aire.
—¿Otra vez con lo mismo? Creí que ya habíamos hablado.—Él la toma de los hombros—Estás muy tensa, ¿Ocurre algo? 
—Es que Ricardo lleva casi dos semanas buscando a un hombre, dice que es su padre. 
—¿Quién es Ricardo, tu novio?
—Sí. 
—¿Y por qué no lo ayudas? Tu papá trabaja en el INE. 
—Sí me comentó, pero decidí no ayudarlo.—la expresión facial de Nicole comenzó a cambiar considerablemente. 
—¿Por qué? 
—¡PORQUE ESTÁ BUSCANDO A UN TIPO CON TU NOMBRE!
—¿De qué hablas? 
—¡LO QUE ESCUCHAS, ME PIDIÓ QUE BUSCARA A UN TAL ENRIQUE MARTÍNEZ! 

De pronto, llaman a la puerta, Nicole no sabe que hacer, queda paralizada. ¿Será Ricardo? Cuándo reacciona ve a Enrique colocarse los pantalones. 
—¿Cómo se llama tu papá, cabrón?—Nicole le espeta. 
—Igual que yo. 
—Y supongo que trabaja en la misma empresa de seguros, ¿No?
—Obviamente.
—Te dije que ésto no podía seguir. ¡Maldita sea! 
—¿Qué va a pasar con nosotros, Nicole? 
Mucho antes de que ella pudiera contestar vio entrar a Ricardo por la puerta de su cuarto. ¿Cómo logró entrar? Esa preguntas tampoco pasaron por el subconsciente de ella, pues así como Ricardo llegó, comenzó su camino de vuelta, sin mirar atrás, con las lágrimas al borde del ojo. Subió a su auto y se dirigió lejos de la vida de Nicole. 
                               •••

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