Nada me ha dejado tanto como escribir. Quizás lo encuentres mundano y sencillo, pero escribir es más que poner palabras en papel. Escribir es encontrar las palabras exactas para hacer una operación quirúrgica en el alma de una persona, la mayoría de las veces, un completo extraño, un completo extraño que vive en tu mente por días y que en vez de expulsarlo, le ponemos nombre, le damos vestido, casa, pero sobre todo le damos palabra.
Nada me ha dejado tanto como escribir, quizás no tenga ningún premio en la repisa, pero puedo decir con gusto que he dicho lo que pienso de la forma que yo quiero, he expresado mis sentimientos. Escribir me ha dejado todo y nada, me ha dejado con palabras dichas y con la capacidad de poner decirlas.
Nada me ha dejado tanto como escribir, no importa la forma, ni el medio, escribir es mi analgésico preferido. En mis letras divagan amor, llantos, decepciones, errores, en mis letras estoy yo y están casi toda la gente de mi entorno que consiente e inconscientemente influyen en mi forma de actuar y vivir. Creo firmemente que escribir es el arte más honesto y transparente que existe aunque este término se haya ido tergiversando con el paso de los años.
Quizás llegué en una época en donde escribir no sea algo extraordinario y en dónde quizás los libros estén más en peligro que en cualquier otra, eso se verá con el paso de unos cuentos años más, lo único que sé a ciencia cierta es que nada me ha dejado tanto como escribir porque entre vivir y escribir la verdad es que no encuentro diferencia.
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